lunes, septiembre 24, 2007

Introducción, capítulo primero: necesidad, estructura y primacía de la pregunta por el ser


§ 1. Necesidad de reiterar expresamente la pregunta que interroga por el ser

Antes de iniciar la reflexión, quiero aclarar que existen dos traducciones serias al español de "ser y tiempo"; la de José Gaos (1951) y la que estoy leyendo hoy y que me referiré en las posteriores ocasiones (la de Jorge Eduardo Rivera), la primera tienda ser mucho más técnica, mientras que la segunda suele ser un poco más accesible.


"Porque manifiestamente vosotros estáis familiarizados desde hace mucho tiempo con lo que propiamente queréis decir cuándo usáis la expresión "ente"; en cambio, nosotros creíamos otrora comprenderlo, pero ahora nos encontramos en aporía."
Platón, el sofista.


Heidegger quiere mostrarnos que el sentido inicial de ésta labor es tratar de aclarar y comprender justamente el sentido de la palabra ser, esto es debido a que la pregunta puede ser atraído en el olvido y aquí muchas veces se piensa que el concepto "ser" es el más universal y evidente de todos, pero Heidegger nos dice que efectivamente es el más universal, pero también el más vacío, y para ello nos plantea tres prejuicios sobre el concepto "ser"

El primer prejuicios es que el "ser" es el concepto más universal, y efectivamente es el concepto más universal, pero no es ni el más claro y mucho menos está fuera de toda discusión, ya que este concepto universal tiende hacer muy oscuro. Hegel decía que el ser "es lo inmediato indeterminado".

El segundo de los prejuicios es el que nos dice que el concepto ser es indefinible, lo que primero nos aclara Heidegger es que no debe confundirse al ser con el ente, por lo tanto, el ser no es una entidad, y no se le puede dar un trato como tal, pero si puede existir una pregunta por su sentido (y esto me recuerda mucho al alcance hecho por mi buen amigo Sergio en la publicación anterior, quien me hizo ver un punto que no habia visto anteriormente), y es ahí donde podemos acercarnos o aproximar nos al ser.

El tercer prejuicio es el que nos dice que el "ser" es un concepto evidente por sí mismo, ya que como lo utilizamos cotidianamente no cabría entonces interrogarnos sobre el, ya que lo deberíamos saber implícitamente, pero lo que quizás no se plantea el vulgo es que a pesar de que comprendamos la utilización de la palabra ser, esta palabra sigue siendo un misterio.

Bueno amigos, cualquier duda, consulta, alcance o corrección, por favor háganmela saber. Hasta la próxima.

sábado, septiembre 08, 2007

Pequeños pasos hacia un ambicioso e incierto desenlace (Parte II)


Recogiendo lo previamente visto, podemos recordar que lo preocupante es lo que justamente da que pensar, pero lo que está por pensar es justamente lo que le da la espalda al hombre, de que se retira y aparece ausente, pero aquí según lo que explica Heidegger, lo que parece ausente y se retira, árabes nos atrae, y aquel hombre en su esencia tiende a mostrar, tiende proyectar. Citó a Heidegger:

"Arrastrando a lo que se retira, en la línea que lleva hacia este y con ello, mostrando en dirección a lo retirado, es ante todo como el hombre es hombre. Su ser descansa en ser uno que muestra."

El hombre tiende proyectar, a mostrar, y es así como el hombre pasa a ser un signo que nos permite justamente acceder a esto "por pensar", que se retira paulatinamente, pero que a través de esta atracción nos atrae paulatinamente.

La memoria permite pensar en lo pensado, pero la vez permite unir lo que "está por pensar" (más o menos como fue expuesto en la primera parte de este artículo), y de esta manera, el hombre pasa de ser un signo, hacer un "signo de interpretación" (Como expone Holderlin), esto puede verse claramente en este diálogo entre Sócrates y Alcibiades:


"¿Por qué, Sócrates santo, estás agasajando

a este muchacho siempre? ¿Nada más grande conoces?

¿Por qué con amor, como a dioses, lo miran tus ojos?

Respuesta:

"Quien pensó lo más profundo, éste ama lo más vivo;
excelsa juventud comprende quien el mundo miro
y los sabios se inclinan a menudo, al fin, hacer lo bello"

En este caso, el estar-por-pensar, exige una exhortación de lo ya pensado hacía lo por pensar, hacia lo preocupante, y ésta y donde Sócrates nos dice la frase "quien pensó lo más profundo, éste ama lo más vivo".

Parece que la base del pensar justamente está en el percibir, o sea saber el ente en su ser, y percibir a partir de ser del ente. Para ello Heidegger cita a Pármenides:


"Pero una misma cosa es el percibir y aquello por lo cual el percibir
porque sin el ser del ente, en el cual esto (es decir, el percibir) está en tanto que
lo dicho nos encontrarás el percibir"


El pensar es una presentación de lo presente, del presente en su presencia, y este presente se representa en el pensar (aquí el representar sería entonces un rasgo fundamental del pensar).

De este modo como, la filosofía muestra cosas como sino hubiera nada que preguntar, pero en realidad esto es sólo una apariencia de esta representación, y por lo tanto cobra especial importancia la verdad como desocultar (Aletheia), que es justamente la tarea del filósofo y de la filosofía. Cito a Heidegger:


"El provenir esencial del ser del ente no está pensado. Lo que propiamente está por pensar queda reservado. Todavía no se ha convertido en digno de ser pensado por nosotros. Por esto nuestro pensar aún no ha llegado propiamente su elemento. Todavía no pensamos de un modo propio. Por esto nos preguntamos: ¿qué quiere decir pensar?"

Con este preámbulo, doy inicio al análisis de "Ser y tiempo". Hasta la próxima amigos míos.